miércoles, 5 de diciembre de 2012


:..Sueño con pesadillas..:



UN 4 DE DICIEMBRE DE 2012
  • Todo empieza cerrando los ojos. Una nebulosa  ante tus ojos, un nuevo mundo se abre paso en este nirvana que es el dormir. Pero no siempre son escenas y sucesos agradables los que vamos a encarnar en estas horas de sueño. 
  • A veces tenemos que lidiar con los peores y más aterradores sueños...
  • Y hace unos días tuve uno de esos tan vivos de sentimiento que no te percatas siquiera de que es un sueño. Lo vives tal y como si formara parte de la realidad.

  • Y esto es lo que recuerdo...
  • Me dirigía en avión, aunque no sabía a donde. Estaba entre un montón de personas, las cuales había decidido que fueran las mismas con las que conviví en el crucero por Italia-Grecia-Montenegro. 
  • El avión tenía una forma peculiar; a veces era un Jumbo, a veces un gran crucero con muchas plantas. 
  • Yo recuerdo que me alojaba en la parte más alta. Durante el trayecto, hubo complicaciones.  Un clima húmedo, tropical, con lluvias, una niebla espesa...Y la voz del capitán desde cabina diciendo: 'vayan a sus asientos, vamos a sufrir turbulencias'.
  • Esas turbulencias fueron cada vez más violentas hasta el punto de derrumbar el avión...
  • Pero no todo quedó allí. Al estar estancados en lo que parecía un vértice (que daba a un gran valle con un lago negro de aguas casi congeladas y profundas) era imposible salir de allí.
  • El avión comenzó a producir gases nocivos para nuestra salud. Respiramos sin darnos cuenta un veneno que poco a poco iría matando a los pasajeros. Primero los más mayores, luego los más pequeños.
  • Padres horrorizados cerraban los ojos a sus hijos, extenuados y con la piel blanca y sudorosa.
  • La mitad de los pasajeros enfermos fueron separados de los que aún se encontraban bien.
  • Yo estaba aún bien. Pero las noticias del comandante me dejarón fría como un témpano.
  • 'Somos una multitud contagiada por la radiación', dijo, 'la única solución que hay es arrojar el avión al agua y morir, pues somos contagiosos para la humanidad'.
  • Esto no se llevó a cabo. Al poco tiempo de decirlo, mi mente debió paralizarse tanto que cambió el escenario y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en New York, en el Central Park, Y enfrente unos edificios y un hospital. Los policías nos vigilaban. Estábamos en cuarentena. Algunos salían desesperados en busca de ayuda y eran de nuevo devueltos al avión. 
  • Pero yo dije que me atrevía a salir. La recepcionista-azafata me dijo que tuviese cuidado, pero que lo veía una pérdida de tiempo, porque ya era tarde para que me curasen.
  • La verdad es que cuando salí del avión y respire aire puro, este me hizo un tremendo daño en los pulmones, creía que iba a escupir sangre. Veía con unos cristalinos empañados, quemados por el ácido. Mi estómago y abdomen estaban oscurecidos, debido a las múltiples hemorragias internas. 
  • Me miraba las palmas de las manos y a la luz del día me percaté de que estaban despellejadas, quemadas por la radiación. Quise llorar, sentí desesperación. ¿Podrían ayudarme en el hospital? 
  • En la puerta del hospital se colapsaban un montón de pasajeros infectados, que eran eficientemente parados por policías con trajes especiales para evitar el contacto con nosotros.
  • Sentí dolor en el pecho. Esta vez era porque sabía que no había solución, iba a morir.
  • Así que caminé como pude, sintiéndome como un anciano, con el cuerpo pesado, con pasos cortos y ahogándome con la más mínima cuesta.
  • Miré las tiendas con la vista nublada y pude deleitarme los últimos momentos de mi vida observando la panorámica de un atardecer en esa ciudad de grandes rascacielos. El Empire State es el último edificio que llegué a ver. Despues de eso...un dolor sordo por todo el cuerpo y la más absoluta oscuridad se apoderó de mi.
  • Entonces, volví a la realidad.
No se cuantas veces e soñado que moría de diferentes maneras: acuchillada, ahogada, tirándome por el balcón, quemada, por un jardín radiactivo que podría rápidamente mi organismo...

Pero como éste a sido el primer sueño en el que viajo a New York y tengo vivencias en un avión, me parecía curioso e interesante escribirlo.

Espero que pronto pueda deleitar con otra aventura en los brazos de Morfeo, sea buena  o mala.

Llarina



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