¿Qué es lo que vemos cuando
nos posamos enfrente del espejo?
He decidido bautizar a esta entrada con el nombre de BROKEN MIRROR. ¿Por qué? Por la simple razón de que la imagen que vemos, o sea lo que fuere aquello que se refleja en nuestro espejo, es falso.
Y ya no es solo falso, sino que también es corrupto, banal, falto de vida. A continuación, las palabras que van a ser leídas retratarán la firme opinión de quien te está escribiendo en estos instantes:
No es raro que cuando me miro en los espejos, o incluso en los traslúcidos cristales de los comercios, no vea nada. Hace ya tiempo que siento que hay dos personas diferentes: la que mira, y la que está siendo mirada.Y aún no sé cuál de las dos es la verdadera, o quién esta oculta tras la otra. Cuando estas dudas me aquejan el alma, acudo a las infinitas filas de fotos guardadas en el ordenador, aquellas mas tradicionales en álbumes de papel y veo un recién nacido, una niña, una adolescente alocada, y una mujer. Suelo pensar: "Todas esas fotos son la misma persona".
Me reconozco físicamente, pero cuando viajo psicológicamente a tiempos pasados, mi duda asalta porque no me reconozco. Hay incertidumbre con respecto a la personalidad que me caracteriza, que me hace ser única, y llego a la conclusión de que no soy la misma de ayer, pero mañana no seré aquella que hoy conozco.
Creo conveniente decir que soy susceptible, y el que comparta este aspecto mental, comprende que nos adaptamos a las situaciones y a las personas que nos rodean, a la par que nos cambian. Es frustrante intuir que no puedes confíar en tí misma, tampoco conocer tu yo interior, porque hay demasiadas voces que hablan y siempre una intenta solapar otra. Las voces se quejan, aconsejan a su antojo, se gritan mutuamente sin sacar nada claro. Cuando las callo, estoy callando mi espíritu, estoy atando los brazos del libre pensamiento, me convierto en un polizonte castigador.
Pero, ¿qué hacer sino? Es imposible dar con el "yo" sensato, inteligente y que se valora dos veces seguidas. Será cosa del azar que la mayoría del tiempo persista el "yo" inseguro de sí mismo, lunático e irreflexivo. Éste se alimenta con ansias de mis miedos.
Y en mi fuero interno, de tanto en tanto la razón habla por si sola y me recuerda: "El espejo de tu alma está roto".
Y me rompe más aún saberlo y ser incapaz de hacer nada porque no tienes fuerzas ni coraje para enfrentarte a ti mismo. Me duele verme, y ver a los otros. Personas queridas que no reconozco al momento y solo sé quiénes son por aquello que he vivido y compartido años ha.
En el siglo XXI, más que en centurias pasadas, maquillamos capa tras capa la bella psique de cada uno de nosotros. Usamos cosméticos y ropas para ocultarnos de una forma y mostrarnos de otra diferente. Nos esforzamos para lucir bellos, perfectos y virtuosos ante un espejo anodino, perteneciente a un mundo materialista con superfluas normas.
Y en realidad, lo que nos debe preocupar es el espejo interior de cada uno, un espejo que no nos exige otra cosa que ser tal y como somos y aceptarnos de este modo. Ese pequeño espejo roto solo se arreglará cuando nos demos cuenta del gran error que cometemos al fingir para encajar.
En el cuarto de mi habitación, con los ojos cerrados, extiendo las manos hacia el cielo , mostrando las palmas de mis manos (que aún no están blancas) y oigo un cálido y puro susurro que me invade por completo diciendo:
"Solo cuando nos percatemos de nuestras imperfecciones y vicios seremos verdaderamente bellos, perfectos y virtuosos"
Pero, ¿qué hacer sino? Es imposible dar con el "yo" sensato, inteligente y que se valora dos veces seguidas. Será cosa del azar que la mayoría del tiempo persista el "yo" inseguro de sí mismo, lunático e irreflexivo. Éste se alimenta con ansias de mis miedos.
Y en mi fuero interno, de tanto en tanto la razón habla por si sola y me recuerda: "El espejo de tu alma está roto".
Y me rompe más aún saberlo y ser incapaz de hacer nada porque no tienes fuerzas ni coraje para enfrentarte a ti mismo. Me duele verme, y ver a los otros. Personas queridas que no reconozco al momento y solo sé quiénes son por aquello que he vivido y compartido años ha.
En el siglo XXI, más que en centurias pasadas, maquillamos capa tras capa la bella psique de cada uno de nosotros. Usamos cosméticos y ropas para ocultarnos de una forma y mostrarnos de otra diferente. Nos esforzamos para lucir bellos, perfectos y virtuosos ante un espejo anodino, perteneciente a un mundo materialista con superfluas normas.
Y en realidad, lo que nos debe preocupar es el espejo interior de cada uno, un espejo que no nos exige otra cosa que ser tal y como somos y aceptarnos de este modo. Ese pequeño espejo roto solo se arreglará cuando nos demos cuenta del gran error que cometemos al fingir para encajar.
En el cuarto de mi habitación, con los ojos cerrados, extiendo las manos hacia el cielo , mostrando las palmas de mis manos (que aún no están blancas) y oigo un cálido y puro susurro que me invade por completo diciendo:
"Solo cuando nos percatemos de nuestras imperfecciones y vicios seremos verdaderamente bellos, perfectos y virtuosos"
Fin.
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