viernes, 10 de junio de 2011

POESÍA SOBRE LA FALTA DE UN SER QUERIDO

SI NOTASE TU AUSENCIA...

Aún llego a rozar tu aliento,
tan sólo a escuchar tiendo
el sólido crujir de tus pasos
desvaneciéndose entre lagunas
y rapaces malas lenguas.

Fue débil tu partida,
apenas dolida por la familia,
que, bajo un nacarado capisayo
del duodécimo año de tu ausencia,
memoraban sinfín de peripecias
en las que no te reflejaban.

Descuida, pues yo te rezo,
si es de menester, con rosario,
si a tu gusto es, me arrodillo,
que de apenas sentirte, mira,
se me llevan los demonios,
por tenerte aquí, amada mía
penitencia haría, a tu vida
para verte hogaño, conmigo viva.

De desdicha no hablaría,
a la ausencia es parecida,
por doquier perdida,
en frases sueltas,
de importancia vana,
te has convertido.

Mas por diáfano que sea,
mi absurdo cometido,
no logro alcanzar el éxtasis,
que del ser mío te aleja.

Será que perdura el orgullo,
en los vestigios de tus andanzas,
ojalá sintiese la lozanía,
sobre la cama retozando
que llama muerta del desuso,
la canícula de tu piel rosada
como yo clamo tu nombre
del que a ratos extravío.

Si es la edad la que me acerca,
al final de mis vivencias,
Dios me libre de los días
de mi pésima existencia
Preparando un lecho austero
alegoría de mi deserción,
de ésta insulsa vida,
añoro tu etéreo resplandor.

Ya no llego a notar tu ausencia,
¡ay! Si notase tu ausencia,
quizás porque esté yo ausente
es que no siento pasos crujir,
ni tu hálito en aquel mirlo
que anunciaba el devenir.


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